Trekking en Yerba Loca
BAJO EL VUELO DEL CÓNDOR
Después de poco mas de una hora de viaje, llegamos a Yerba loca, registro, pago de entrada y ya estaba listos para ingresar a la reserva, siendo las 10 de la mañana y después de ver equipo, comida y tiempo de caminata comenzamos el “trekking” con dirección a la zona de “Los Hornitos” esa era la idea principal, una caminata de unos dos horas aproximadamente o hasta que nos cansáramos y volviéramos, pero a poco de andar, una media hora mas o menos, Mauricio que no conocía el lugar alzo la mirada en dirección al lado poniente del cajón, y al parecer quedo maravillado con la posibilidad de subir la empinada ladera que lleva al cerro el Manchón, descansamos, Malba, saco el Mapa, miramos los senderos marcado en el, y efectivamente estábamos justo al frente del sendero que llevaba a ese cerro, acto seguido, mientras Mauricio, disfrutaba su cigarro decidimos cambiar de planes e intentar llegar lo mas cerca del Manchon, tarea difícil se veía, pero mas atractiva que una caminata plana, Malba, se quedo con Mauricio mientras yo volvía sobre mis pasos para luego bajar hacia el rió que divide el cajón en dos, buscando una pasada segura, sabia que mas atrás había un “precario puente”, la idea era evitar volver hacia atrás, así que me esmere por encontrar un paso donde superar el río, a poco andar, y después de meter los piececitos a barro en dos o tres ocasiones encontré un lugar seguro.
Mauricio Y Malba estaban cerca, después de ver los pro y los contra y sabiendo que Malba tiene cierto cuidado con saltar sobre ríos, Mauricio tomo la iniciativa y salto sobre las piedras y paso a otro lado, luego lo seguí, ayudado por los bastones, Malba espero un rato, le tiramos los bastones y lentamente paso, sin problemas, “fácil” superado el primer obstáculo, nos enfrentamos a un cerco que servia de encierro a un sector de reforestación, pasamos a otro lado, y seguimos camino, luego volver a saltar el cerco, y comenzar la ascensión una quebrada antes de la que indicaba el Mapa, el día estaba algo amenazante, había un pronostico para ese día de 7 y 17 grados centígrados, posibles chubascos en la precordillera, aun así el día estaba ideal, comenzamos a subir lentamente, mientras tomábamos ritmo, la conversa era de todo un poco, en lo personal, estaba pendiente de mi rodilla lesionada, que llevaba casi tres meses sin actividad montañera, por suerte respondió bien, mi amigo Mauricio avanzaba rápido, pero se notaba el efecto nicotinoso, “vamos amigo tu puedes” “libérate”, en nuestro primer descanso, volvimos a evaluar la ascensión, que habíamos comenzado como a las 10:30, la idea del momento era llegar al filo de división de los cerros y luego caminar hacia el Manchón.
Alrededor de las 12:00 horas alcanzamos el filo, otro descanso y ante nosotros mirando hacia el sur oeste teníamos el flamante Cerro San Ramón, con su amplia cumbre levemente blanqueada, frente a nuestra posición hacia el nor oeste el Arqueado de Barrera con todas sus cumbre subordinadas, Cerro Paico, cerro Conchali, Cerro Carpa y las tres lomas falderas del Arqueado de Barrera, hacia el sur este, se apreciaban nítidos los villorrios de la Parva, Farellones y el Colorado, hacia donde miráramos la vista era impresionante, personalmente sobrecogedor.
Después de tres meses sin ver las cumbres de nuestra portentosa montaña, este Domingo me reencontré con lo mas añorado, mis disculpas por mis apreciaciones personales, pero me hacia falta volver a visitar la montaña, fue un día muy especial, pero las sorpresas no terminaban, Malba y Mauricio se quedaron contemplando el paisaje un rato mientras que yo no desmonte la mochila y seguí caminando, adelantando buscando senda para seguir la jornada, tome un incipiente sendero por el lado oeste de una pequeña cumbre que se hallaba mirando al Norte, ya el camino era mas relajado, solo caminar subir y bajar pequeñas lomas, asumí que caminaríamos por el filo hasta las 14 horas, avance tratando de no perder de vista a Malba y Mauricio, pero me entusiasme y seguí “chalupiando” al llegar a la segunda loma, había un gran descenso y luego una ladera empinada unos 35° que llevaba al Manchon, no sin antes superar tres ante cumbres mas, la idea era muy atractiva, pero el tiempo algo frustrante, no obstante seria una muy valedera excusa para volver e intentar conquistar la Cumbre del Manchon, allí me senté y saque mi colación mientras esperaba a mis compañeros, admirando y estudiando la mejor forma, el mejor camino para subir ese macizo.
A pocos minutos ya los tres reunidos, comíamos lo que era tal vez el almuerzo, en eso estábamos cuando al mirar hacia el sur, casi a nuestro nivel se acercaba majestuoso un ave negra, un Cóndor de una envergadura de 6 metros mas o menos, paso sobre nosotros rasante, pudimos escuchar como sus alas cortaban el viento, se elevo en dirección norte para volver sobre nosotros, se mantuvo muy cerca nuestro, volando en círculos, se oia claro su vuelo, un minuto después, lo secundo otro cóndor, que llego del oeste, nos sobrevolaron varios minutos, pudimos tomar fotos, y aproveche de filmar algo como un minuto de sus maniobras de ascenso, ese espectáculo fue impagable, tal ves estas son las cosas que nos atrae tanto de la montaña, fue un reunión fabulosa, a lo lejos desde el nor. oeste, se veía un punto negro, era un tercer cóndor que se aproximaba y se hacia parte del las acrobacias aéreas, al parecer una ves que encontraron las corrientes ascendentes perdieron interés en nosotros y comenzaron a elevarse, hasta perderse en dirección nor. este, nos quedamos contemplándolos hasta perderlos en la lejanía del cielo, el día seguía gris, pero cálido, nos encontrábamos casi a tres mil metros, y ante nosotros una gran bajada de rocas, lo que seguía era llegar hasta la quebrada que indicaba el mapa y descender cuidadosamente, después de seguir por un sendero en una pronunciada ladera alcanzamos el lado norte de la quebrada, con una inclinación de 35° aproximadamente, después de eso, era solo bajar, y bajar, buscando el mejor camino para no lastimar las rodillas, 15: 45 ya estábamos en el sendero bajo, camino a paulina, buscando el precario puente del cual hablaba el mapa, lamentablemente el puente ya no existía, la corriente se lo llevo, igual cruzamos el río y llegamos a Villa Paulina, eran las 4 de la tarde el mal tiempo intento aguarnos el asado, pero a la media hora ya no había lluvia, asado en buena compañía, buena conversa relajados disfrutamos de un merecido almuerzo al aire libre, esperamos volver, pero esta vez con todo el grupo de patigatos...
JFS
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