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Wednesday, June 28, 2006

El Manchón- La Cumbre



Una hora y media mas tarde, 13:15 horas Jhon hace cumbre, busca desesperado la cruz que corrobora que esa es la cima del Manchón, nos la muestra y respiramos tranquilos, el acarreo que antecede a la corona del cerro es agotador, pero fácil de vencer, 13:25 horas Juan llega segundo, 13: 30 horas yo tercero, el santo rito del abrazo, la alegría de la conquista, corono un día mas de amistad, de cariño de amigos cuya pasión los junta para vivir la vida con intensidad.

Hacemos un video corto, fotos, comemos algo contundente (fruta, pan, barras energéticas etc, bueno para no haber almorzado, eso era un banquete) los choripanes programados para la bajada en villa Paulina, serían historia. Ya repuestos, comenzamos el descenso, Malba y Mauricio no se veían, pero al ir bajando a 10 minutos después Malba aparece entre unas rocas, al vernos sonríe, ya con mas esperanza, continua firme y dispuesta a vencer esa bendita cumbre, minutos después nos encontramos con Mauricio sentado en una roca, exhausto, Jhon y Juan se adelantan con la esperanza de poder volver el mismo día a Santiago, me tomo mi tiempo para bajar y disfrutar esa maravillosa sensación que da caminar pausadamente sobre la blanca y suave nieve, y disfrutar con ganas el fantástico paisaje que merodea, vuelvo a mirar hacia atrás, levanto la vista hacia el Manchón y veo la silueta de Malba de pie sobre la corona de la cumbre, la alegría me embarga y continuo bajando, Mauricio la seguirá minutos mas tarde.





Para Malba y Mauricio la caminata desde la Punta de los trasnochados hasta la cumbre fue extenuante, varias veces dudaron en seguir, tomaban un poco de aire y agua y continuaban, lentamente llegaron a la cumbre. Malba extenuada llegó a la cima, se echó por unos minutos y se asombró frente a tanto cerro lindo, simplemente para dejar a cualquiera boquiabierto. Luego se puso de pie para que Mauricio la viera y se animara a dar los últimos pasos, así fue, se juntaron en la cumbre, muy felices se tomaron fotos y comenzaron el largo descenso.

La bajada fue tan complicada como la subida, aunque mas rápida, la nieve blanda era arma de doble filo, mientras descendía trataba de ubicar las carpas, después de una hora las pude ver, pero de Jhon y Juan nada, ya casi en el tercer gendarme, los vi llegando a lo lejos junto al campamento, eran pasadas las tres de la tarde, después de varias rodadas y tropezones, llegué juntos a ellos, preparamos las mochilas se desarmaron las carpas, Jhon me dice que me adelante, ya que era mas lento y me dolía algo la rodilla, por teléfono Malba nos avisa que ya nos tiene a la vista, la sombra nos cubre, y comienzo el descenso, lento y cuidadoso, a ratos miro hacia arriba, esperando ver a Mauricio y Malba, pero ellos venían mas lento de lo esperado, Juan y Jhon les desarman la carpa, bajando con ella, dejando solo sus cosas personales, (saco de dormir, ropa, y artículos de equipo regular), adelanto rápido pero lentamente en el camino hacia el valle, me encuentro con una pareja, que acampaban en una saliente, ellos subirían al día siguiente, no sabían lo lejos que estaban, seguí bajando, ya era noche , seis de la tarde, saqué la frontal, el camino apenas se veía, el sendero se perdía a ratos, seis y media de la tarde llego a Villa Paulina; siete de la tarde, llegan Juan y Jhon, se perdieron por momentos al no encontrar la pasada del río, a lo lejos podíamos ver la frontal de Mauricio, la de Malba falló.

Malba y Mauricio bajaron lentamente, el cansancio se hacía notar en toda la musculatura, el campamento lo veían muy lejano. Malba trataba de motivar a Mauricio y hacer la bajada un poco más llevadera. Siendo 10 para las 6, Malba y Mauricio llegan al campamento, arreglan sus mochilas y a seguir bajando hasta Villa Paulina. Mauricio tomó el liderazgo y guió el camino. Con una sola linterna, harta nieve y la oscuridad de la noche, bajaron sanos y salvos hasta el jeep. Mauricio se convirtió en el héroe.

Al fin juntos, son las ocho de la noche.La hora de cierre del parque había pasado hace bastante rato, y existía alguna preocupación por tener que quedarse en el parque otra noche. Sin embargo, Malba había llamado al guardaparque para avisarle que nos atrasaríamos.Sin novedad a las ocho treinta cruzábamos el portón de Yerba Loca.

Una aventura tan emocionante como otras, pero en cada aventura aprendemos un poco más de nuestra pasión montañera.

"Vivir con intensidad como si fuera el ultimo día de tu vida"

Escrito por José Figueroa Sánchez
San Bernardo 26 de junio de 2006

Edición: Malba Barahona

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