Relatos, fotos y ...

Wednesday, May 31, 2006

Reunión Estratégica


El primero, era comentar la ultima ascensión que este aperrado grupo realizo en febrero del 2006, como fue el Cerro El Plomo, cuya conquista de sus 5.424, fue el 04 de febrero del 2006, el asado estuvo a cargo de este servidor (me quedo muy rico...¿o no?), el almuerzo, estuvo genial, asistieron Alejandro Olivares, Malba Barahona, Mauricio Fernández e Hijo, Miguel Carrasco y dos de sus hijos, Jhon cumbre Monroy, Rosario Urrea, dueña de casa, Magdalena Gatica y Esposo, también su hijo Tomas, y esta vez contamos con la compañía de nuestro gran amigo Luis Allende, que pronto veremos con mochila al hombro recorriendo los senderos montañosos de Santiago y mas.
Aparte de comentar El Plomo, también nos deleitamos con fotos de las ascensiones realizadas, a ello se agrego los comentarios de la aventura que tuvo Malba en su curso de Nols, también mostrando fotos y haciendo interesantes acotaciones a lo aprendido en ese curso, ya en la once, este servidor quien también es integrante y presidente del Club Andino Antuche, propone al grupo entrar a este club, tomando en cuenta que son montañeros de acción, con ello se podría potenciar el Antuche, ingresando a alguna asociación para luego ser afiliado a la FEACH, el grupo de los Patigatos acepta la propuesta, quedando para una futura reunión ver los detalles.

El tema mas importante y relevante de esta reunión almuerzo, fue la elaboración del Programa de Salidas par el Año 2006, comenzando por el cerro Bismark o Cerro santa Elena, lo que sigue, se ve igual de prometedor. Esperamos así como el año anterior poder cumplir con nuestras metas como grupo y personales, la montaña nos espera, misteriosa, generosa, recorreremos sus senderos y conquistaremos sus cumbres, así que “apretujen rajen”.

Pintor y leonera


... y un día después de subir y bajar por las montañas que flanquean Santiago, se presento la oportunidad de subir esos colosos rocosos de la cordillera central. Es así como el Sábado 28 de Enero 2006, nos encontramos 5 montañeros en el complejo de la Parva a mas de 3000 msnm, Malba, Juan Carlos, Jhon, Alejandro, y este servidor, mochilas al hombro y prestos, decididos a conquistar dos cumbres, El pintor y Leonera. Partimos desde donde comienzan las canchas de Ski de la Parva, subiendo hacia el portezuelo que da a la laguna del Franciscano, desde ese punto y tomando un sendero lateral Weste, comensamos a remontar el cerro en dirección, norte, la primera parte es muy inclinada 40 a 45 °, según Alejandro que era nuestro Guía, eso seria por una hora y media aproximadamente, luego vendría un sendero muy marcado que subiría y bajaría un serie de lomas, así seria la marcha, no obstante, esa primera parte seria un anticipo a lo que nos esperaba mas adelante al subir el Leonera. Una vez vencida esa cuesta, seguimos camino, a paso regular, poco a poco los efectos de la altura comenzaban a afectar nuestras energías, a medida que avanzábamos el paso iba siendo mas lento, nuestro primer objetivo era el cerro El Pintor, con una altura de 4.200 m.s.n.m, la marcha fue tranquila, pero ansiosa, frente a nosotros en la lejanía se podía ver la cumbre del Pintor minúscula pero que nos costaría mucho trabajo llegar a el, antes deberíamos superar un gran trecho de camino, nuestro primer gran descanso fue en una planicie junto a un refugio metálico color rojo, construido allí por una Universidad, en ese punto la altura cobro su primera victima, Juan Carlos comenzaba a sufrir un molesto dolor de Cabeza, debió descansar algunos minutos antes de continuar, ya algo recuperado, seguimos la marcha, hasta el cerro el Pintor, una empinada ladera nos llevo a sus pies, en donde nos encontramos con 4 jóvenes universitarios que nos habíamos topado al inicio de la jornada y nos habían pasado hacia algunas horas, de los 4 solo dos siguieron y los otros dos volvieron debido a los efectos molestos de la altura, Juan Carlos se sentía muy mal, así que no nos acompaño a la cumbre del Pintor. Malba Jhon, Alejandro y este relator subimos y conquistamos la cumbre pasado las 14 horas, personalmente me sentía muy contento, satisfecho, cansado y lentamente siendo afectado por la Puna, pero en ese momento solo quería disfrutar cuanto mas pudiera haber logrado el primer objetivo de la expedición, Alejandro cargaba aparte de su equipo, un trípode de cámara y una Bandera Chilena, con la cual se tomaron varias fotografías, estuvimos como 30 o 40 minutos en esa cumbre, luego bajamos Juan Carlos comenzaba a preocuparnos, las molestias seguían y parecían no mejorar, nos hidratamos y seguimos la marcha, el siguiente objetivo seria Cancha Carrera, a medida que avanzábamos comencé a sentir un leve malestar, sin darle mucha importancia, opte por hidratarme mas seguido y continuar para no demorar al grupo, ante nosotros una gran planicie, ancha y vasta, muy pedregosa, y al mismo tiempo de suelo muy blando, a las 16:15 horas llegamos a Cancha Carrera, debíamos bajar a otra planicie como unos 20 a 25 metros, allí acampamos, en eso estábamos cuando mi cabeza sintió el brusco cambio de altura y fui afectado de sus efectos, un cefalea punzante que abarcaba toda mi frente superior, luego gran parte de la cabeza palpitaba fijando mas fuerte ese dolor, las carpas ya estaban armadas, Juan Carlos estaba peor que yo, por lo menos no tenia nauseas ni mareos, solo un dolor punzante, después de comer algo me enviaron a dormir, en ese momento, se nos acerco un solitario montañero, Gonzalo era su nombre, que luego seria uno mas de grupo hasta que conquistáramos el Leonera, como Juan estaba en la carpa durmiendo o tratando de dormir, yo me tire al lado de una cómoda piedra, allí me relaje, y trate de dormir, antes me había tomado una aspirina y bebido algo mas de agua, el resto de mis compañeros seguían en amena charla con nuestro nuevo compañero, a unos metros de nosotros, se habían instalado dos carpas mas, de otros montañistas, que pensamos también subirían al Leonera al día siguiente, después de un rato decidí caminar, y el malestar se fue por algunas horas, para manifestarse a la hora de dormir en la noche, se armaron dos carpas, en una dormiría Alejandro y Jhon, en la otra Juan Carlos Malba y yo, lamentablemente la mas perjudicada fue nuestra amiga Malba, Juan enfermo por lado y yo sin poder dormir por la cefalea que me punzaba la cabeza. Malba muy comprensiva, soporto esa incomodidad, (gracias Malba), a las cinco de la mañana sonó el reloj de Jhon, fui el primero en levantarme, Malba, me indico que pusiera el agua, pero aun con los efectos de la puna, me costaba coordinar, con mucho esfuerzo me puse la ropa para el frió que no era tanto, a duras penas con Juan, desayunamos, Juan había decidido no seguir al Leonera, preparamos las mochilas y partimos mochila al hombro y frontales encendidas, en el rocoso horizonte, se podía ver la franja azulina que anunciaba el amanecer, mientras a paso lento, comenzábamos a subir, primero atravesar parte de la planicie de Cancha Carrera, luego virar hacia el oeste y tomar un sendero al costado sur de una filo muy rocoso, el sendero en un tramo estaba muy expuesto, pero lo pasamos con éxito, Malba, había ido a ese lugar un año antes y nos decía que por suerte en ese momento no había viento, lo que no fue así en su primera visita al lugar, nos contó que todo el tiempo el viento soplaba fuerte y helado, a nosotros nos toco un clima muy benigno. Seguimos por el sendero, a una hora y media o poco mas, los efectos de la puna volvieron, me sentía muy cansado, Alejandro había notado el malestar y sugirió que le pasara la mochila Jhon que solo iba con bastones, le indique que no era necesario, que la mochila no me pesaba tanto, solo me sentía agotado, que un descaso me recuperaría, pero la puna fue implacable, el cansancio quería a toda costa vencerme, Alejandro llamo a Jhon, para pasarle mi mochila, la angustia me decaía, muy a mi pesar y no queriendo crear un conflicto en el grupo, entregue mi carga, me sentía muy mal, adolorido tanto físicamente como moralmente, a favor del grupo y con mi orgullo algo adolorido también, seguí la marcha al ritmo de Alejandro que llevaba un paso muy cancino, no se si de cansancio también o como una técnica adecuada a la marcha, (por cierto muy efectiva), Gonzalo el montañero solitario que acampo cerca de nuestra carpa, iba al paso ligero y veloz de Jhon, atrás de ellos, Malba, al final de la fila Alejandro y yo, la mañana seguía pintando sus colores, mientras a paso lerdo, subíamos las laderas del leonera, era un cansancio indescriptible, pero había que llegar, por suerte la técnica de Alejandro fue muy adecuada, me recupere paulatinamente, Malba, que iba entre Jhon y nosotros, ya comenzaba a sufrir el efecto ralentelizador de la altura, en un descanso alcanzamos al grupo que al parecer nos espero largo rato, ya podíamos ver la ultima parte del sendero pero tendríamos que rodear la cumbre yendo hacia el norte y después virar hacia el sur este como en un espiral. A medida que íbamos subiendo, Jhon y Gonzalo nos sacaron una enorme ventaja, Malba trataba de apurar pero el la carencia de aire bueno se lo impedían, daba un paso brusco y se agotaba, poco a poco fue quedando atrás de los punteros, no quiero decir que era una competencia, en las alturas de la montaña la competencia puede ser fatal, pero así parecía, Malba, termino caminando a nuestro ritmo, Alejandro propuso llegar los tres al unísono, a lo que estuvimos de acuerdo, así que después de subir un seudo acarreo, nos enfrentamos a unas paredes rocosas, que nos daban la facilidad de ascender como por sobre escalones naturales, ya estábamos cerca, levantamos la mirada y vimos bajar a los jóvenes que nos pasaron en el Pintor por otra ruta, cuando estábamos a metros de la cumbre siendo aproximadamente las 11:30 horas, Malba piso primero la cima, Alejandro me dio el privilegio de ser el segundo en poner un pie sobre esa corona de rocas, al fin la cumbre, el rito del abrazo, las felicitaciones, y un merecido descanso, la puna aun me molestaba, pero estaba mas que contento de estar allí, y mas aun cuando mire hacia el noreste y vi el gran Cerro El plomo, un coloso blanco, ese seria nuestro objetivo a la semana siguiente, para eso estábamos allí, para preparar el cuerpo, el alma, el espíritu, y poder conquistar ese gigante blanco. El objetivo principal de la expedición ya se había cumplido, después de las fotos, de admirar un rato mas ese panorama, nos dispusimos a bajar, Gonzalo, se enfermo, tal vez por la rapidez con que subió, comenzamos el descenso, minutos después Gonzalo nos alcanza, la bajada también fue lenta, aun estábamos en una zona “punera” antes de llegar al campamento, nos encontramos con 4 jóvenes que subían al Leonera, nos manifestaron que al día siguiente, atacarían la cumbre de El Plomo, el solo escucharlos, la ansiedad me invadía, que ganas de seguir allí, pero la prudencia es primero que la imprudencia. Seguimos bajando, antes de llegar al campamento nos aprovisionamos, en un deshielo, en la parte alta de la planicie de Cancha carrera, al llegar al campamento Juan Carlos esta muy recuperado, nos había preparado el almuerzo, fideos, palta, atún, jugo, el se iría antes, quería por lo menos subir el Pintor de vuelta, mientras nosotros preparábamos la bajada, pero antes de comer y de cualquier cosa, descansamos, había mucho sol, poco viento, una hora mas tarde, ya teníamos el campamento levantado, las mochilas al hombro y listos para emprender el regreso, y así fue, con poco agua, uno o dos litros, comenzamos la marcha. El camino de regreso parecía mas largo, el sol estaba mas radiante, es extraño que cuando sabemos que hay poco agua, nos da mas sed, después de algunos incidentes, como una diferencia de opinión entre los amigos, un porrazo de este relator, llegamos al portezuelo del Franciscano, allí nos reunimos y juntos llegamos al vehículo, pero cuando creíamos que la aventura había llegado a su fin, algo inaudito nos ocurrió, Jhon, había perdido las llaves del auto, después de bromas y rostros preocupados, se Malba sugirió llamar a Rosario, Jhon hablo con ella por teléfono, y el corazón generoso de nuestra amiga Rosi, nos rescato, pero aun nos quedaba camino por recorrer, debíamos bajar caminando hasta la Parva, ya era tarde, Juan Carlos, tomo la delantera, yo lo seguí, el atardecer se puso frió, después de poco mas de una hora, llegamos al caserío de la Parva, media hora después llegaron Alejandro, Jhon y Malba, esperamos hasta casi las 22:30 horas, hasta que llega el Jeep Rosario acompañada por Miguel, el Jeep bajo a Santiago con 7 personas en su interior y 5 mochilas sobre la parrilla. “ Solo en la adversidad extrema se conoce el corazón de un amigo” La expedición fue un éxito gracias a los amigos mas aperrados que pudiéramos tener..
Gracias Rosario Gracias Miguel
José Figueroa Sánchez

El Plomo


El Jueves 2 de febrero de 2006, comenzamos a realizar este sueño; ese día nos encontramos en el portezuelo Franciscano nuevamente como una secuela de la ascensión de la semana anterior al Pintor y Leonera, dispuestos a conquistar esta cumbre tan nombrada y arisca para algunos.
Malba Barahona, Jhon Monroy, Alejandro Olivares (guía) y este relator José Figueroa., (lamentamos la ausencia del amigo Juan Carlos y de todos aquellos que de alguna forma contribuyeron directa o indirectamente en la preparación de esta aventura). Llegamos a la Parva a las 21:00, bajo un cielo limpio, y un aire fresco, con una temperatura que iría disminuyendo a medida que caía la noche. Revisamos equipo, repartimos la carga, tomamos un te con un pan dulce, mochilas al hombro y emprendimos la marcha. Nuestro primer objetivo seria Piedra numerada, la idea inicial según Alejandro era caminar toda la noche, cruzar el río y llegar al refugio Federación, la caminata comenzó moderada, poco a poco el cielo se oscurecía, nos acompañaba una luna en Cuarto creciente, que por algunas horas seria nuestro faro iluminador en la penumbra del camino, éramos 4 luces moviéndose en la inmensidad de la montaña.
Al principio uno que otro comentario rompía el silencio, pero a la hora de caminar, el silencio era roto solo por los insectos nocturnos y un suave rumor del viento, la temperatura descendía suavemente, el caminar nos daba calor, no sentíamos realmente lo gélido del aire, dos horas después, ya habíamos pasado dos filos, subir y bajar, al mirar el cielo, se veía nítido el río de estrellas que cruzaba el firmamento de norte a sur, a lo lejos el murmullo de un estero nos arrullaba, mas allá el bramar de un río era la premisa de que deberíamos cruzarlo de noche, personalmente mi temor era esa acción, de noche el río es mas desconocido, Alejandro nuestro guía se veía seguro y nos daba confianza, pero poco apoco la posibilidad de llegar al torrente se desvanecía, el cansancio de la caminata nos abrumaba, hacia frío, subíamos y bajábamos lomas en plena oscuridad, nuestras linternas frontales, no eran suficientes para ver la magnitud del valle que ya habíamos comenzado a pisar, agua, algo de comer, estoy seguro que tres de los cuatro nos hacíamos muchas preguntas en ese momento, como; ¿Podremos cruzar el río sin problemas? ¿Cuánto faltara para el refugio federación? ¿Cómo será de día el lugar que recorríamos? Preguntas simples, pero validas en esa oscuridad, Alejandro nos indico que quedaba poco para Piedra numerada,(3.370 m.s.n.m.) por nuestras mentes paso la idea del descanso comer y beber algo caliente, no obstante al llegar al sitio señalado, después de tratarlo, el grupo decidió que deberíamos acampar en ese lugar y continuar en la mañana, Alejandro se veía molesto, su idea era llegar esa noche al Refugio Federación, así este relator también se había hecho la idea de una larga caminata nocturna, pero Malba y Jhon, habían decidido parar y acampar, de pronto me vi siendo el que debía dar el favor a continuar o descansar, para ser sincero estaba cansado, y el sueño me traía algo agotado, así que vote por la decisión de mis dos compañeros. Rápidamente se armaron las carpas, se puso agua a calentar para el té comer algo y luego antes que alguien dijera “buenas noches los pastores” y siendo las 01:00 de la madrugada, ya estábamos durmiendo, o por lo menos recostados.
La noche fue un suspiro, al amanecer aproximadamente a las 09:00 horas del dia viernes, ya estábamos con la mochila al hombro revisando que nada se nos quedara en ese fugas campamento, nos tomamos unos minutos para admirar el paisaje que nos rodeaba, hacia el lado norte unas vegas, a sur una gran piedra que parecía tener algo escrito en su parte mas lisa, me dijeron que eran unos números de allí el nombre del lugar “Piedra Numerada” el misterio era ¿qué significaban esos números?, Por un costado había una carpa armada de tipo canadiense, muy antigua, suponemos que era de los arrieros, el lugar era un amplio valle, como un manchon verde en medio del suelo rocoso, por el Este, se veía cristalino un no muy ancho río que se disgregaba en varios esteros que serpenteaban entre las piedras grises y marrones, para juntarse nuevamente en un solo cauce.
A la voz de “apretujen rajen” emprendimos la marcha, quedaba mucho por recorrer, al mirar hacia el norte, podíamos ver el camino a seguir, el próximo objetivo era cruzar el río, debíamos buscar un lugar angosto y seguro para pasar al otro lado, a pesar de tener un sol radiante, aun sentíamos el aire frío, recorrimos durante una hora la rivera, Alejandro vio dos posibles puntos de cruce, se opto por el primero a la vista, debíamos saltar de una piedra a otra que estaban a desnivel, por supuesto el punto mas bajo estaba al otro lado del cause, primero salto Alejandro, luego Jhon, a quien le tire mi mochila cuando estuvo en la otra orilla y luego salte yo, el tramo de salto no era muy angosto, Malba, se sintió insegura, infructuosamente busco otro punto de cruce, durante media hora, se veía muy temerosa, mas tarde confeso que para ella fue un momento muy estresante, no viendo otra solución volvió a nuestro lugar de cruce, pero era inútil, el miedo impedía ese salto, minutos mas tarde Alejandro vio que la situación se estaba alargando mucho, el mismo remonto la orilla y busco otro lugar de cruce, hasta que en un punto mas nivelado Malba Salto, ¡Bien Malba!, ya podríamos continuar, durante ese lapso, nos cruzamos con tres montañeros que volvían, habían intentado la cumbre pero en el Refugio Agostini, uno o dos se apunaron, y decidieron abortar la ascensión, los vi alejarse, en ese momento sentí temor, ellos se veían bien equipados, preparados físicamente, pero fracasaron en su intento, ¿Y nosotros, lo lograriamos? Para este relator la puna fue una experiencia muy traumática la semana anterior en el Leonera, el miedo era un lastre, mis compañeros pienso que también tenían ese intrínsico temor, pero había que seguir subiendo, y debíamos intentarlo, la mañana era lenta como nuestros pasos, a dos y media hora de nuestro objetivo (el refugio federación) nos cruzamos con otro montañero, que nos advirtió que no acampáramos en el Sector denominado la Hoya, nos dijo que el viento era muy fuerte y hasta había doblado algunas varillas de su carpa, en ese momento se podía sentir un silbido grave del viento, el frío era moderado, el calor generado por nuestros cuerpos nos aislaba levemente de esa situación, seguimos camino a través de una planicie de piedra, tras nosotros venia un arriero arrastrando otro caballo cargado con dos mochilas de dos montañeros que venían muy atrás, al mismo tiempo unas gruesas nubes comenzaron a inundar el valle que habíamos ya andado, Alejandro le pregunto amablemente como veía el tiempo al arriero, este con mucha indiferencia solo dijo “ mire pa’ tras’ “ contesto, “tienen que apurarse a llegar arriba” agrego, su actitud fue desagradable Alejandro se molesto, pero paso, seguimos la marcha, el agotamiento era muy notorio en casi todo el grupo, personalmente me sentía muy estresado e incomodo, trataba de no perder el ritmo, y al mismo tiempo me cuidaba de que las rodillas no sufrieran debido al peso de la mochila que ya llevaba un largo trecho montada en mi espalda, así como mis compañeros. En un descanso, en un sendero en subida, el arriero ya venia de vuelta, esta ves se detuvo a conversar con nosotros, nos alentó a seguir, ya faltaba poco, una hora a lo mas, también nos indico que no habia nadie en el sector del refugio, nos levantamos y seguimos la marcha, cruzamos un manchon de nieve, y luego ante una planicie sembrada de piedras como un lecho de río seco, “Detrás de esas rocas esta el refugio” dijo Alejandro, algo en mi interior me motivo a acelerar el paso, Malba, quedo tras de mi, así como Jhon, que venia extrañamente callado, Alejandro me dejo pasar, estaba muy cansado, y cometí una torpeza al apurar el paso, al llegar cerca del refugio, me deje caer, y mis piernas se agarrotaron, entre Jhon y Alejandro me ayudaron a calmar el dolor, una sensación nunca vivida, por suerte después de una hora y mas el dolor se fue lentamente. En el interior del refugio estaban las dos mochilas que el arriero había cargado antes, por lo tanto no podríamos usarlo, armamos las carpas al lado sur de este, para parar algo el viento norte, por suerte una media hora después llegaron los dueños de las mochilas y decidieron hacer campamento a unos 100 metros de nosotros, así que no ocuparían el refugio que posteriormente nosotros usamos para cocinar y como lugar de reunión y descanso grupal. Nuestros nuevos amigos, también subirían el Plomo al día siguiente, hasta acordaron subir con nosotros, terminada la charla, armaron sus carpas y nosotros procedimos a preparar el almuerzo que tanto nos hacia falta, Alejandro me advirtió varias veces que me cuidara de los calambres, podría ser un motivo para no subir a la cumbre, pero mas que los calambres mi temor era la puna, para ello habíamos llevado con Malba, mate de coca, que esa noche prepararíamos, antes de la ascensión, después de comer nos fuimos a descansar a las carpas, hasta pasada las 6 de la tarde, durante ese lapso de tiempo, el cielo se veía amenazador, pero nuestro guía nos dijo que pasadas las 7 se despejaría, y así fue, pero deberíamos afrontar el frío que iría en aumento a medida que corrían las horas, antes de las 7 de la tarde, nos levantamos para la once, comer liviano y mucho liquido, incluido el mate. Después nuevamente a descansar hasta la 01:00 de la madrugada, en donde comenzaría la etapa mas importante de la expedición El ataque a la cumbre.

Cerro Unión


7:30 Espero a Jhon, el chofer de la van de turismontaña se quedó dormido y viene atrasada, Jhon llega con una bolsa de pan, leche y otros comistrajos en la mano, venía tomando desayuno, el día anterior había tenido una jaqueca, así es que apenas arregló la mochila y salió en la mañana. Finalmente el minibús salió casi a las 8 y llegó a recoger a Juan Carlos en Puente Alto a las 8:30, la amena charla hizo el camino más corto, sin embargo nos tomó más de dos horas llegar a Baños Morales.
11:10 En Baños Morales tomamos café, y nos preparamos para partir. El comienzo fue más bien lento, todavía sentíamos y un poco de modorra debido al largo viaje. Llegamos al control de CONAF y nos encontramos con el guardaparques, Mario, él nos dio algunas sindicaciones con respecto a la ascensión del Unión: “Tomar la lengüeta de nieve hasta el final, luego devolverse en diagonal y buscar una pasada por entremedio de los farellones, no es necesario gatear entre las rocas” Con esas instrucciones emprendimos el trekking.
12:00 Comenzamos la caminata desde la casa de CONAF, hacía bastante calor, el cielo estaba completamente despejado, el Chacaya era un completo acarreo y l Mirador y el Morado se veían con bastante poca nieve. Pasamos sin novedad las aguas de Panimavida y luego la laguna Morales. Seguimos nuestra marcha en dirección al glaciar, queríamos acampara en los arenales ( al final del cajón), Juan Carlos quien se nos había adelantado, nos esperaba a la sombra de una roca, allí descansamos y charlamos por un rato antes de continuar con nuestra caminata . Dejamos el sendero y cruzamos el estero en dirección oeste, lo cruzamos por encima de un manchón de nieve duro y pasado unas rocas encontramos un buen lugar para acampar, era las tres de la

4 p.m.Tranquilamente , almorzamos y luego armamos el campamento. A las 5 de la tarde el sol empezó su retirada y se puso mucho más frío. Hicimos té y decidimos el plan del día siguiente, levantada a las 6, salida a las 7. Los chicos querían descansar, así es que se tendieron en su carpa. Mientras tanto, yo fui a ver el cerro y la posible ruta a seguir, llegué hasta la lengüeta de nieve, caminé un poco sobre ella, la nieve estaba dura y pensé en lo útil que sería tener crampones. Me devolví al campamento, ya estaba completamente oscuro, fui a buscar agua y luego me estiré a descansar.

6:15 a.m Domingo 8. Luego de un largo descanso Juan Carlos se levantó raudo a encender la cocinilla, Más pausadamente, John y yo nos levantamos, Jhon preparó leche con chocolate derretido, comimos algunas galletas y partimos.

7:20 Llegamos a la lengüeta de nieve, empezamos la ascensión, la nieve, efectivamente estaba más dura y a veces se hacía difícil el ascenso, la pendiente no era mucha, así es que seguimos, en la última parte, la nieve era prácticamente hielo y nos resbalamos en varias ocasiones, Juan Carlos decidió tomar la ruta alternativa por el acarreo que parecía más segura, John llegó al final de la lengüeta y yo le seguí sus pasos. Luego, comenzamos un acarreo de piedras duras, que desde abajo se veía bastante más fácil de subir, la pendiente se hacía cada vez más pronunciada y el acarreo de piedras duras se convirtió en blando, lo que hacía la ascensión muy lenta. John lideraba al grupo, él tomó la ladera verticalmente, Juan Carlos y yo fuimos haciendo zigzag y en la parte final lo rodeamos, llegamos hasta lo que pensamos era la mitad de la ascensión muy cansados, sin embargo teníamos que seguir avanzando.

9:00 a.m John más arriba del cerro subía por las rocas, nosotros decidimos que la ruta no `podía seguir por ese lado y le indicamos que bajara y viniera en nuestra dirección, el cerro era un acarreo blando, de difícil progresión, nos juntamos y seguimos en zigzag, la pendiente aumentaba cada vez más, nos turnamos el liderazgo para hacer la progresión más rápida, sin embargo el cansancio y la fatiga nos estaba ganando. Decidimos llegar hasta una cierta roca y ahí evaluar por donde seguriáimos.

11:10 Llegamos a la roca muy fatigados, descansamos y comimos algo. Miramos lo que nos faltaba y decidimos que bajaríamos, de acuerdo a John, quien caminó un poco más, estábamos bastante lejos de la supuesta pasada que deberíamos haber encontrado entre los farellones. En ese momento, John nos contó que él creía haber visto una pasada cercana al lugar en que se encontraba anteriormente, ya era muy tarde y debíamos bajar, había que desarmar el campamento y luego llegar hasta baños morales.

1:10 p.m Llegamos al campamento luego de una no menos cansadora bajada, lo bueno fue que nos demoramos muy poco en bajar, así es que teníamos más tiempo para descansar. Manos ala obra, hicinos almuerzo y desarmamos campamento, miramos el cerro buscando la supuesta pasada, no lo teníamos muy claro.

3.15 p.m. Comenzamos a bajar por el cajón, hacía bastante calor y nuestras rodillas molestaba un poco. Juan Carlos se adelantó, y al poco andar John nos mostró por donde él creía que estaba la pasada, desde ese punto, la ruta se veía más clara.

5:00 p.m En CONAF, nuevamente, nos encontramos con Mario, le contamos nuestro recorrido, le mostramos las fotos y creemos que John estaba en lo correcto, solo había que seguir las instrucciones. “Llegar hasta el final de la lengüeta de nieve, luego devolverse en diagonal y encontrar la pasada por los farellones”, de todas maneras, Mario, nos confiesa que esta ascensión es bien pesada, además nos menciona la ruta al mirador, a mi me dieron ganas de subirlo altiro!!

5:30 Esperando a Turismontaña, John, un poco desanimado por no haber logrado cumbre exclama que el resultado de la montaña es 1-0 y que el próximo fin de semana habrá revancha!!!!

Hacia El Manchón



Ese Sábado llegamos a Villa Paulina pasadas las 4p.m., después de levantar campamento cerca del río y con parrilla disponible, decidimos ir a reconocer la ruta a seguir el día Domingo, aunque la semana pasada ya lo habíamos hecho, esta vez queríamos asegurar una partida rápida y así ver desde el valle el camino que seguiríamos al subir la empinada ladera hacia el filo que nos llevaría directamente al Manchón. Primero, ubicamos el lugar de cruce del río, y luego a grosa vista fijamos imaginariamente el sendero hacia el filo principal. La ruta se veía clara y fácil de seguir. La tarde estaba fresca, el pronóstico del tiempo era favorable, solo esperábamos baja temperatura durante la noche, no obstante, confiábamos que no sería tanto. Mientras anochecía, volvimos al campamento, para preparar un modesto pero jugoso asado, una once bastante contundente, luego la conversa y la preparación de lo que llevaríamos al día siguiente en la ascensión, nos fuimos a dormir muy temprano, Villa paulina contaba con bastantes visitantes, la noche fue tranquila, tibia, de la baja temperatura esperada, nada, al contrario, se sentía una brisa muy cálida.

A las 06:00a.m. Mauricio me despertó, minutos después, ya estábamos desayunando, faltando minutos las 07:00 iniciamos la marcha, en tanto que otro grupo grande de personas también se preparaban para una excursión al Glaciar.

Tomamos la misma quebrada de la semana anterior, sólo que esta vez, nos moveríamos más hacia el norte, acercándonos lo más posible hacia la quebrada de ascenso oficial indicada por el mapa, la primera parte del ascenso, fue dura, al mismo tiempo pausada, antes que rayara el sol ya estábamos en el filo, y más tarde llegamos al punto cero en donde quedamos la semana anterior. La Cumbre del Manchón esta precedida por 5 gendarmes, mucha roca, y la inclinación muy variada, el orden que llevábamos era; atrás Mauricio, luego Malba y adelante este servidor, buscando sendero, espero haberlo hecho bien, Mauricio se veía agotado, Malba menos cansada pero muy dispuesta, este servidor, con muchas ansias de lograr el objetivo trazado.

Pasadas las 10:00 ya habíamos rodeado el primer gendarme, el ánimo era bueno, desde ese punto, se siguió la ascensión por el lado oeste de la montaña, a medida que avanzábamos, se veía un incipiente sendero que aparecía y desaparecía, en cierta forma íbamos buscando camino. En el 2do gendarme cambiamos hacia el lado oriente de la montaña, aun no había esperanzas de que el camino mejorara, Mauricio seguía atrás, Malba pasó adelante y yo seguí por un sendero mas bajo paralelo a Malba, comencé a preocuparme por Mauricio, que cada vez quedaba mas atrás, a esa altura podría producirse algo de puna. Cada vez que pasábamos un gendarme descansábamos como 10 minutos, teníamos el tiempo justo, la mañana era radiante, aunque lentamente comenzó a correr un viento norte muy helado, el sol brillaba pero hacía frió, la fatiga era mitigada por la esplendorosa, maravillosa, e imponente vista de toda la cordillera que a medida que subíamos se abría como una flor en primavera, el dolor de piernas, la sed, y las incomodidades del camino eran nada ante toda esa belleza.

Ya pasado el mediodía nos encontrábamos en el 4to gendarme, el cansancio era muy notorio, Mauricio se veía muy agotado, Malba seguía firme, yo ansioso, me convencía que faltaba poco, ya vislumbrábamos el sendero final, un rato antes nos habíamos cruzado con un grupo de montañeros que bajaban, solo el saludo y seguimos camino, ellos habían acampado cerca de la cumbre, fueron producto de nuestra admiración. Ya en el 5to gendarme, Malba y yo decidimos dejar las mochilas para subir lo que creíamos era la cumbre , con ello Malba decía que le daríamos mas esperanza a Mauricio , quien se veía en la ladera tras nosotros, piolet y bastones en mano mas agua, seguimos sin mochila hacia la ansiada Cumbre, un gran montículo que termina en una punta perfecta, al llegar arriba, mi ansiedad me traiciona y grito “CUMBRE”, pero no era así, había otra loma a unos 500 metros que también creímos era la verdadera cumbre, un último y dramático esfuerzo nos llevo a seguir, vimos que Mauricio se detuvo en el lugar donde dejamos las mochilas, luego nos contaría que a pesar de su cansancio había subido este último gendarme y que estando arriba se había dado cuenta que no era la cumbre, decidió volver hasta la pirca y descansar mientras nos esperaba.

Ya en la cima de la loma, nos convencimos que estábamos en la cumbre final, fotos, filmé algo con mi modesta cámara, la vista era espectacular, el Plomo hacia el este, Arqueado de barrera hacia el poniente, San Ramón, Provincia hacia el sur, los villorrios de La Parva, Farellones, y el Colorado hacia el Sur este, todo era fascinante, no obstante, hacia el nor- este, el filo seguía y terminaba en una cumbre color amarillo rojo a mas de 600 metros, la duda nos dejo intranquilos, ya era las 2p.m. y debíamos emprender el regreso, 20 minutos después, estábamos con Mauricio, muy cansado, malhumorado quizás tal vez por el mismo esfuerzo, por no poder seguir nuestro ritmo, bueno, el caso es que ese fue el momento en que comimos tranquilos y como a las 3 p.m. comenzamos a bajar, piedras y mas piedras, por momentos lo comparamos con la ascensión al Plomo, también por lo caminado con la excursión al Arqueado de Barrera.

La tarde avanzaba a nuestro paso, llegamos hasta el inicio de la quebrada de agua blanca y como el domingo anterior descendimos por el mismo camino hasta alcanzar el sendero del valle que nos llevo al río y luego a Villa Paulina.

Fue una gran aventura, sin cóndores que nos animaran, como muchas otras, diferente, como otras, cansadora, pero con el espíritu renovado.

Hoy revisando los datos, nos damos cuenta que la cumbre real era ese último cerro amarillo que contemplamos dudosos en la loma redondeada....


La voluntad es fuerte, así es que ya volveremos...

Jose Figueroa Sánchez

P.S. Este cerro es una gran oportunidad para entrenarse físicamente por un lado y por otro, una excelente ocasión para practicar la paciencia y la constancia. Además, siempre debemos tomar a la montaña en serio y nunca subestimarla: la cumbre está a más de dos pasos. Malba

Trekking en Yerba Loca



BAJO EL VUELO DEL CÓNDOR

Después de poco mas de una hora de viaje, llegamos a Yerba loca, registro, pago de entrada y ya estaba listos para ingresar a la reserva, siendo las 10 de la mañana y después de ver equipo, comida y tiempo de caminata comenzamos el “trekking” con dirección a la zona de “Los Hornitos” esa era la idea principal, una caminata de unos dos horas aproximadamente o hasta que nos cansáramos y volviéramos, pero a poco de andar, una media hora mas o menos, Mauricio que no conocía el lugar alzo la mirada en dirección al lado poniente del cajón, y al parecer quedo maravillado con la posibilidad de subir la empinada ladera que lleva al cerro el Manchón, descansamos, Malba, saco el Mapa, miramos los senderos marcado en el, y efectivamente estábamos justo al frente del sendero que llevaba a ese cerro, acto seguido, mientras Mauricio, disfrutaba su cigarro decidimos cambiar de planes e intentar llegar lo mas cerca del Manchon, tarea difícil se veía, pero mas atractiva que una caminata plana, Malba, se quedo con Mauricio mientras yo volvía sobre mis pasos para luego bajar hacia el rió que divide el cajón en dos, buscando una pasada segura, sabia que mas atrás había un “precario puente”, la idea era evitar volver hacia atrás, así que me esmere por encontrar un paso donde superar el río, a poco andar, y después de meter los piececitos a barro en dos o tres ocasiones encontré un lugar seguro.
Mauricio Y Malba estaban cerca, después de ver los pro y los contra y sabiendo que Malba tiene cierto cuidado con saltar sobre ríos, Mauricio tomo la iniciativa y salto sobre las piedras y paso a otro lado, luego lo seguí, ayudado por los bastones, Malba espero un rato, le tiramos los bastones y lentamente paso, sin problemas, “fácil” superado el primer obstáculo, nos enfrentamos a un cerco que servia de encierro a un sector de reforestación, pasamos a otro lado, y seguimos camino, luego volver a saltar el cerco, y comenzar la ascensión una quebrada antes de la que indicaba el Mapa, el día estaba algo amenazante, había un pronostico para ese día de 7 y 17 grados centígrados, posibles chubascos en la precordillera, aun así el día estaba ideal, comenzamos a subir lentamente, mientras tomábamos ritmo, la conversa era de todo un poco, en lo personal, estaba pendiente de mi rodilla lesionada, que llevaba casi tres meses sin actividad montañera, por suerte respondió bien, mi amigo Mauricio avanzaba rápido, pero se notaba el efecto nicotinoso, “vamos amigo tu puedes” “libérate”, en nuestro primer descanso, volvimos a evaluar la ascensión, que habíamos comenzado como a las 10:30, la idea del momento era llegar al filo de división de los cerros y luego caminar hacia el Manchón.
Alrededor de las 12:00 horas alcanzamos el filo, otro descanso y ante nosotros mirando hacia el sur oeste teníamos el flamante Cerro San Ramón, con su amplia cumbre levemente blanqueada, frente a nuestra posición hacia el nor oeste el Arqueado de Barrera con todas sus cumbre subordinadas, Cerro Paico, cerro Conchali, Cerro Carpa y las tres lomas falderas del Arqueado de Barrera, hacia el sur este, se apreciaban nítidos los villorrios de la Parva, Farellones y el Colorado, hacia donde miráramos la vista era impresionante, personalmente sobrecogedor.
Después de tres meses sin ver las cumbres de nuestra portentosa montaña, este Domingo me reencontré con lo mas añorado, mis disculpas por mis apreciaciones personales, pero me hacia falta volver a visitar la montaña, fue un día muy especial, pero las sorpresas no terminaban, Malba y Mauricio se quedaron contemplando el paisaje un rato mientras que yo no desmonte la mochila y seguí caminando, adelantando buscando senda para seguir la jornada, tome un incipiente sendero por el lado oeste de una pequeña cumbre que se hallaba mirando al Norte, ya el camino era mas relajado, solo caminar subir y bajar pequeñas lomas, asumí que caminaríamos por el filo hasta las 14 horas, avance tratando de no perder de vista a Malba y Mauricio, pero me entusiasme y seguí “chalupiando” al llegar a la segunda loma, había un gran descenso y luego una ladera empinada unos 35° que llevaba al Manchon, no sin antes superar tres ante cumbres mas, la idea era muy atractiva, pero el tiempo algo frustrante, no obstante seria una muy valedera excusa para volver e intentar conquistar la Cumbre del Manchon, allí me senté y saque mi colación mientras esperaba a mis compañeros, admirando y estudiando la mejor forma, el mejor camino para subir ese macizo.
A pocos minutos ya los tres reunidos, comíamos lo que era tal vez el almuerzo, en eso estábamos cuando al mirar hacia el sur, casi a nuestro nivel se acercaba majestuoso un ave negra, un Cóndor de una envergadura de 6 metros mas o menos, paso sobre nosotros rasante, pudimos escuchar como sus alas cortaban el viento, se elevo en dirección norte para volver sobre nosotros, se mantuvo muy cerca nuestro, volando en círculos, se oia claro su vuelo, un minuto después, lo secundo otro cóndor, que llego del oeste, nos sobrevolaron varios minutos, pudimos tomar fotos, y aproveche de filmar algo como un minuto de sus maniobras de ascenso, ese espectáculo fue impagable, tal ves estas son las cosas que nos atrae tanto de la montaña, fue un reunión fabulosa, a lo lejos desde el nor. oeste, se veía un punto negro, era un tercer cóndor que se aproximaba y se hacia parte del las acrobacias aéreas, al parecer una ves que encontraron las corrientes ascendentes perdieron interés en nosotros y comenzaron a elevarse, hasta perderse en dirección nor. este, nos quedamos contemplándolos hasta perderlos en la lejanía del cielo, el día seguía gris, pero cálido, nos encontrábamos casi a tres mil metros, y ante nosotros una gran bajada de rocas, lo que seguía era llegar hasta la quebrada que indicaba el mapa y descender cuidadosamente, después de seguir por un sendero en una pronunciada ladera alcanzamos el lado norte de la quebrada, con una inclinación de 35° aproximadamente, después de eso, era solo bajar, y bajar, buscando el mejor camino para no lastimar las rodillas, 15: 45 ya estábamos en el sendero bajo, camino a paulina, buscando el precario puente del cual hablaba el mapa, lamentablemente el puente ya no existía, la corriente se lo llevo, igual cruzamos el río y llegamos a Villa Paulina, eran las 4 de la tarde el mal tiempo intento aguarnos el asado, pero a la media hora ya no había lluvia, asado en buena compañía, buena conversa relajados disfrutamos de un merecido almuerzo al aire libre, esperamos volver, pero esta vez con todo el grupo de patigatos...
JFS

El Regreso de Mauricio


BACK TO THE MOUNTAINS

El día estaba muy iluminado y se sentía muy agradable, en una hora estaríamos en el Portezuelo San Francisco. Luego de dar unas vueltas de más desde el villorrio de la Parva llegamos sin novedad al Portezuelo, desde ese punto hacia el oeste se veía Santiago, completamente cubierto por una capa negra de smog, al este el cordón del Plomo, simplemente maravilloso. Así empezamos a ascender el acarreo de piedras blancas.

Me sentía muy contenta de estar en ese lugar, me recordó nuestro periplo al Leonera y luego al Plomo en Febrero pasado. Mauricio también estaba feliz de volver a ese lugar, pero también se sentía inseguro, la cuchara se aceleraba rápidamente y el cerro parecía muy lejano. Por fin llegamos al filo, descansamos y aprovechamos de almorzar, saludamos a varios caminantes, todos disfrutando plenamente de las montañas.
Seguimos la caminata en dirección al cerro la Parva, se veía bastante cerca, pero al caminar y caminar nos sentíamos cada vez más cansados. Llegamos al refugio dela Chile a los pies de la Parva, descansamos y reevaluamos la ruta a seguir, decidimos desistir de ir al Pintor y encumbrarnos hacia la Parva. Así lo hicimos, subimos raudamente el cerro y llegamos a la cumbre, desde ahí observamos el valle del Cepo, admiramos el Bismark, estudiamos la ruta a Piedra numerada y nos asombramos con la belleza del cordón del Plomo, nos acordamos de nuestros amigos montañeros y especialmente de Dn Luis, imaginamos la cantidad de historias vividas en estos cerros. Luego emprendimos el descenso, rápidamente estuvimos de vuelta en el portezuelo y luego en la casa sanos y salvos. Nos llevamos las imágenes de los cerros imponentes, del silencio de la naturaleza y del recuerdo de un lindo paseo.

Malba y Mauricio